Un camino en tres encuentros donde el cuerpo se convirtió en la puerta de entrada a la conciencia.

En el primer encuentro, abrimos el espacio “Encendiendo la chispa corporal”. A través del movimiento, la respiración y la presencia, los cuerpos comenzaron a habitarse de otra manera: más atentos, más libres, más vivos. Fue el inicio de un viaje hacia la conciencia encarnada.

En el segundo encuentro, la apertura fue aún más profunda. Los “no puedo” se transformaron en “me atrevo”, las emociones se expresaron sin juicios y cada cuerpo se permitió soltar y descubrir su propia autenticidad. El juego y los sentidos nos recordaron que la vulnerabilidad, lejos de ser una debilidad, es la fuerza más genuina que tenemos.

Finalmente, en el tercer encuentro, todo se integró. Emociones, juegos, sombras y aprendizajes se entrelazaron en un cierre transformador. El cuerpo recordó su sabiduría, reconociéndose como hogar, territorio recorrido y vehículo de la voz más auténtica.

Experiencia Corporis no fue solo una serie de prácticas: fue una semilla plantada en la carne y el movimiento, un comienzo consciente hacia un vivir más conectado y pleno.