Seguro conoces muchos casos de personas que de un día al otro, y por golpes de suerte, se convierten en millonarios. Una herencia inesperada, la lotería, etc. Todos decimos ¡pero que suerte!.

Sin embargo, las estadísticas dicen que el 80% de esas personas pierde todo su dinero al cabo de unos pocos años y que incluso terminan acosados por deudas, peor de lo que estaban inicialmente.

En contraposición, muchos de los grandes empresarios que conocemos, en algún momento de su vida perdieron todo y se volvieron a levantar logrando mucho más. De hecho muchos son los casos de empresarios que tuvieron que reinventar todo lo que hacían debido a alguna crisis.

¿Qué diferencia existe entre el primer grupo de “suertudos” y el segundo?

En el segundo grupo, desarrollaron formas de ser tales que, más allá de las circunstancias, generen los resultados que desean. Sus resultados son coherentes con quienes son.

Creo que es fundamental que a la hora de determinar qué tipo de vida quieres vivir, primero definas quién quieres SER. No puedes lograr algo que no eres. 

Jamás podrás correr esa maratón si sigues con los mismos hábitos y pensamientos que te llevan al sillón a mirar Netflix, jamás podrás ser ese gerente que deseas ser si primero no desarrollas la habilidad de relacionarte efectivamente con los demás.

Ser – Hacer – Tener.

Observador – Acción – Resultados. En ese orden.

Si todos tus emprendimientos terminan en fracasos “porque el país..”, si en todas tus relaciones “el otro tiene la culpa, son todos iguales”, si en tu equipo de trabajo “ninguno sirve”, si todos tus hijos “no hacen caso”, probablemente sea hora de mirarse al espejo. Normalmente llegamos a esas conclusiones porque creemos que “ya probamos todo”.

Ahí radica la trampa (y el gran secreto del Coaching como disciplina). Probaste todas las posibilidades. Pero sólo las que tu “observador interno” te permitió visualizar.

Existe un momento de “click” que todos los aprendices vivencian en nuestros programas. ¿Alguna vez te pasó eso de “darte cuenta de algo”  que te cambió por completo y para bien tu manera de ver una situación? (¿Pero cómo no me di cuenta antes? ¡Tanto sufrimiento en vano!)

¿Y sabes como se hace para dar ese click?. Empezando a cuestionar. Y en eso se especializa el Coaching como disciplina. Aprender a hacer preguntas que lleven a espacios no – explorados. No se trata de tener todas las respuestas (porque nunca las tendrás). Si no de aprender a hacer buenas preguntas.

Salir de esa zona cómoda donde crees “que lo sabes todo”. Y abrirte a la exploración. Porque cuando tu conversación interna, cambia tu emoción, cambia la manera en que sientes el cuerpo. Cambia tu comportamiento (nuevas acciones están disponibles para ti).

Y ahí si, cambia todo. 

En Coaching para la Conciencia tenemos un lema que dice “Nada cambio.. Sólo yo cambie… Por lo tanto, todo cambió”

Sí todavía no te sumaste, aún estás a tiempo de participar del desafío GRATUITO “Semana del Coaching”. Siete días para darle la vuelta a tu mundo y transformar tu vida.